La guerra, nuestro porvenir, y un duro aprendizaje. Te resignarás a ser colonia (1)

Hace tan sólo diez días, al analizar los posibles avances en el proceso de paz en Ucrania, nos preguntábamos quiénes serían los humillados en el encuentro que Vladimir Putin y Donald Trump protagonizarían el viernes 15 de agosto en Alaska. Ya ese mismo día fue posible intuirlo. Pero tres días después la humillación se hizo imagen, con la difusión de una perla de la comunicación visual: . la fotografía de 9 líderes europeos, cariacontecidos, sentados como juiciosos escolares, frente al hombre que, a su llegada a la Casa Blanca anunciada con menos de 24 horas de anticipación, no se había dignado recibirlos.

Podríamos comenzar esta nota comentando esa doble imagen y sus entretelones, pero es irresistible la tentación de postergar ese momento para dedicarle algunos párrafos a otra, que nos ha ocupado en otras oportunidades y que guarda, con la publicada el lunes 18 por la Casa Blanca, sugestivas semejanzas. Es éste un buen momento para recordarla.

School Begins, ilustración que ocupó las páginas centrales de la revista Puck del 25 de enero de 1899, nos enfrenta a la imagen que los EEUU de la época tenían de si mismos y a las ideas clave que sustentaban el proceso social, cultural y geopolítco en el que estaban embarcados.

Vale que nos detengamos en algunos de sus detalles, pero quien tenga interés en apreciarla en su magnífica expresividad, puede acceder a ella en alta resolución en la Library of Congress, haciendo clik aquí.

Comencemos por los y las estudiantes y los territorios y/o tipologías raciales que representan.

En la segunda y la tercera fila nos encontramos con Texas, California, Nuevo México y Arizona (desgajados violentamente de México e incorporados a la unión entre 1845 y 1848, y con Alaska, un territorio adquirido a Rusia en 1867. Los 4 primeros ya están «blanqueados». Es interesante este detalle ya que nos recuerda la limpieza étnica a la que esos territorios habían sido sometidos durante la segunda mitad de ese siglo. Alaska, por su parte, relegada y poco visible, conserva todavía razgos indígenas, aunque se comporta juiciosamente, como sus compañeritos de promoción.

En la primera fila nos encontramos con los alumnos reción llegados, díscolos, de mirada torva. Niños-enanos de «color». A medio camino entre el salvajismo del que serán rescatados por las enseñanzas y el rigor a todas luces amenazador del Tío Sam, y una estupidez bastante manifiesta. Son Hawaii, Filipinas, Puerto Rico y Cuba. Han sido incorporados como colonias, adquiridos, o invadidos por los EEUU en 1898, pocos meses antes de la aparición de la imagen que nos convoca.

Son interesante también los personajes que aparecen en segundo plano, y los roles que el dibujante Louis Dalrymple, la casa editorial Keppler & Schwarzmann, y la Great Nation que se autopercibía como llamada a ser la rectora del mundo, les asigna en esa escuela.

Un joven afroamericano, inhabilitado por su raza compartir los bancos escolares, subido en una escalera, limpia los vidrios, ya que ¿qué otro papel podría tener un negro en esa escena? Un indígena -que obviamente representa a los ya vencidos y confinados en reservas- sostiene en sus manos un abecedario invertido ya que ¿qué se puede esperar de un bruto?

En el umbral, vemos, esperando tímidamente que se le admita, un alumno chino. No debe sorprendernos su aparición en la escena si tenemos en cuenta que China ya había comenzando sus «100 años de humillación» a manos de Occidente, tras las Guerras del Opio. Y si recordamos que precisamente en 1899 se estaba preparando el aplastamiento sangriento a lo que se llamó Rebelión de los Boxers. Quienes tenemos edad suficiente, pudimos regodearnos con la versión holywoodense de aquel drama: 55 Days at Peking, con Charlton Heston, Ava Gardner y David Niven.

El imperio en formación, que anticipaba que el mundo sería suyo, esperaba que los chinos se arrodillaran definitivamente y pidieran por favor ser civilizados.

Pero en la imagen que estamos analizando hay más. El libro de lectura que aparece en el escritorio del maestro amenazante, se titula: U.S. First Lessons in Self-Government.

En el pizarrón, podemos leer una verdadera declaración de principios neoimperial: The consent of the governed is a good thing in theory, but very rare in fact. — England has governed her colonies whether they consented or not. By not waiting for their consent she has greatly advanced the world’s civilization. — The U.S. must govern its new territories with or without their consent until they can govern themselves.

Por último, debajo de la ilustración aparece un texto alentador que redondea el mensaje principal: Uncle Sam (to his new class in Civilization) Now, children, you’ve got to learn these lessons whether you want to or not! But just take a look at the class ahead of you, and remember that, in a little while, you will feel as glad to be here as they are!

En la segunda parte de esta nota dejaremos la claridad conceptual y la decisión con la que los EEUU de finales del Siglo XIX celebraban su nueva condición de potencia colonial de alcance global, y volveremos, ya que ese eran nuestro objetivo inicial, a la fotografía de los 9 líderes europeos que acudieron en tropel a la Casa Blanca para advertirle a Donald Trump que lo que sea que hubiera acordado con Vladimir Putin, los colocaba, a todos ellos y al mundo, al borde de un abismo.

 

HORACIO TEJERA
HORACIO TEJERA
Comunicador preocupado por los derechos humanos, la justicia social y el desarrollo sostenible. Diseñador gráfico - Editor de Diálogos.online