Si a fines de 2021, apenas 7 meses después de iniciado su gobierno, Guillermo Lasso aparecía ya cómodamente instalado en un tobogán que presagiaba futuros desastres, el resultado de las elecciones regionales del 5 de febrero y del referendum con el que el vapuleado presidente intentó reflotar su imagen, resultaron ser la confirmación de una tendencia. .
Los primeros pasos del fracaso
Socios y amigos en el tobogán del descrédito
Ecuador esta vez concurrió a las urnas para renovar gobiernos locales, parroquiales, municipales y provinciales. También se eligieron siete integrantes del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (un «quinto poder», encargado de designar, mediante concursos de méritos, a los titulares de los organismos de control del Estado). Pero además el gobierno de Lasso, necesitado de mostrar que no ha perdido el apoyo de la ciudadanía, esta vez le sumó a la consulta electoral un referendum acerca de ocho iniciativas en temas como inseguridad, reforma política, y protección ambiental.
La consulta popular fue, de acuerdo a casi todos los analistas, una puesta en escena en la que el gobierno se victimizó e intentó demostrar que su falta de efectividad se debía a la incomprensión y la mala voluntad de la mayoría opositora en la Asamblea Nacional. Para ello diseñó 8 preguntas que por su demagogia y por su vaguedad corrían poco riesgo de ser rechazadas. Las medidas propuestas iban desde permitir la extradición de narcotraficantes hasta reducir el número de parlamentarios y quitarle todas las atribuciones significativas al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social y ocn su aprobación, algo que desde el principio se dio por descontado, el gobierno de Lasso conseguiría mostrar apoyo popular y debilitar a la oposición.
Durante la campaña, las encuestas habían adelantado una clara ventaja del «sí», e incluso un sondeo a boca de urna contratado por un medio de comunicación el mismo día de la consulta aseguró, antes de finalizada la votación, que ya se habían alcanzado los porcentajes necesarios para una clara victoria del el gobierno. Sin embargo, en un vuelco inesperado para quienes pensaban que la ciudadanía se vería influenciada por los resultados de las encuestas, la victoria del «no» fue categórica en cada una de las 8 preguntas.
La dimensión del rechazo a la gestión y la desconfianza en las intenciones de Lasso fue abrumadora. Porque además, las elecciones locales ratificaron y potenciaron el veredicto del referéndum. El Movimiento Creando Oportunidades del presidente Lasso, perdió la única prefectura provincial que tenía y no ganó ninguna otra; de los tres alcaldes municipales de capitales provinciales que había conquistado hace dos años, sólo retuvo 1, y hasta el momento conserva sólo un tercio de las ya pocas alcaldías que controlaba.
Junto al monumental descalabro del gobierno, también resultaron ampliamente perdedores el Partido Social Cristiano (PSC), representante de la derecha empresarial, que debió renunciar a sus bastiones de Guayaquil y Guayas, donde había ganado por 30 años ininterrumpidos, y la Izquierda Democrática (ID), un partido social-liberal que emergió como gran sorpresa en las elecciones presidenciales de 2021, sólo consiguió una exigua media docena de alcaldías.
Triunfadores ¿al borde del entendimiento?
Hubo dos grandes sujetos políticos que se adjudicaron el triunfo en las elecciones locales. El lugar destacado le corresponde al «prófugo de la justicia» Rafael Correa y a su partido Revolución Ciudadana. Los partidarios y aliados de quien ha sufrido una de las operaciones de Lawfare más duras de los últimos años, obtuvieron ocho prefecturas provinciales sobre 23, pero entre ellas están las más grandes, pobladas y prósperas (Pichincha, Azuay, Manabí y Guayas). Se alzaron además con las alcaldías de Quito y Guayaquil (las dos principales ciudades del país), y las de otras tres capitales provinciales.
El segundo ganador es el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik, que ganó siete prefecturas, dos más que las obtenidas en 2019. Se trata, en este caso, de prefecturas más pequeñas, de provincias marginalizadas, con importante presencia indígena, salvo la de Tungurahua, en la Sierra central, una provincia más grande y dinámica, donde también ganó por primera vez la alcaldía de Ambato, su capital, una mujer indígena.
Dados esos resultados que implican que el actual Ejecutivo deberá cogobernar las regiones más importantes del país con quienes expresan y han expresado por él el mayor rechazo, y si excluimos la eventualidad de que Guillermo Lasso no concluya su mandato (algo perfectamente posible pero quizás no deseable), para 2025 se puede augurar que Revolución Ciudadana obtendrá una cómoda mayoría en primera vuelta… y que su triunfo en la segunda dependerá del tipo de acuerdos a los que pueda llegar con un movimiento indígena que no sin razones válidas, se alejó de su líder hace ya casi dos décadas.
El tiempo dirá si estos dos grandes nucleamientos políticos que se ven a si mismos como parte de una sensiblidad común de izquierda, son capaces o no de alcanzar un entendimiento programático y electoral que los lleve juntos a un triunfo, pero por ahora, en ese Ecuador pleno de posibilidades, el banquero de las promesas incumplidas y el pasado poco transparente, sigue teniendo la pequeña bomba de tiempo en sus manos.