Global Affairs Canada: nada bueno ocurre cuando se intersectan la diplomacia y los negocios

Las relaciones exteriores de Canadá, si uno intenta ir algunos centímetros más allá de las declaraciones vagas, las condenas altisonantes, o un posicionamiento geopolítico demasiado elemental, dependiente y predecible, es una materia opaca, acerca de la cual no se suele opinar y que, de hecho, está generalmente exenta de juicios críticos. .

Existe un discurso oficial, que la prensa mainstream vuelve cuasi-unánime, que nos asegura, un día sí y el otro también, que el país es un ejemplo en la defensa inclaudicable de principios y valores, y en la cooperación generosa con aquellos países que tienen la desgracia de estar ubicados en zonas de conflicto o en regiones desfavorecidas. Países que, dicho de otro modo, están en donde no deben.

 

Por esa razón, quienes por nuestros orígenes y nuestras preocupaciones somos especialmente sensibles con lo que ocurre en América Latina, sentimos con frecuencia que el modo en que desde Global Affairs Canada se abordan los problemas de nuestra región no son ni los deseables ni los adecuados. No ocurre, en la realidad, lo que sucede en el relato.

Basta recordar episodios tristes del pasado cercano. Como la celeridad inusitada de la ministra de Global Affairs Christya Freeland a la hora de reconocer el gobierno surgido del Golpe de Estado de 2019 en Bolivia, y sobre todo la ausencia de remordimientos o disculpas cuando se hizo evidente que aquel reconocimiento había formado parte del proceso golpista.

Basta recordar, también durante el período ministerial de la hoy Ministra de Finanzas, el papel cumplido por Canadá en la conformación de aquel Grupo de Lima hoy muerto y enterrado, o su apoyo incondicional a un «presidente provisorio» ya caído en desgracia, que resultó ser poco más que un instrumento para que los EEUU y el Reino Unido se hicieran con buena parte de los activos venezolanos en el exterior.

Basta escuchar el silencio ominoso de la ministra Mélanie Joy frente a las decenas de muertos -pobres e indígenas- que siguen reclamando en Perú su derecho a elegir a quien los gobierna. O el contínuo apoyo canadiense a quienes en Haití no cuidan o simplemente destruyen lo poco que queda de un país que pudo haber sido un paraíso.

No son esos, por supuesto, los únicos episodios en los que la política exterior canadiense respecto al Sur Global parece no tener la suficiente consistencia, pero están entre los que más directamente nos conciernen. Y son una muestra, en el mejor de los casos, de carencias graves de un servicio exterior que, una y otra vez, evidencia falta de idoneidad o de valores.

Un diplomático explica el misterio

Habib Massoud, recientemente retirado del cuerpo diplomático canadiense, con 32 años de servicios, experto en el manejo de Relaciones Bilaterales en Ciencia, Tecnología e Innovación, nos ofrece en su artículo para Policy Options de enero de 2023 Lack of specialization in Global Affairs Canada undermines foreign policy algunas pistas con las cuales encontrar la razón de esas carencias.

General knowledge on a wide range of international issues and geographic regions used to be an asset for a diplomat in the pre-internet days of slow travel and even slower communications.
However, as the world has grown more specialized, more interconnected and more complex, a generalist ability to know a little bit about a lot of things is increasingly quaint but unhelpful.
This is a time when deep specialization about complex global issues is needed. Unfortunately, Global Affairs Canada continues to resist this model, remaining focused
on a generalized foreign service with little to no specialized expertise among Canadian diplomats.

(…) Canada’s diplomatic efforts therefore seem (and often are) ill-informed and amateurish, compared to those of their colleagues who usually have been immersed for years, if not decades, in the subject matter under negotiation or the region under discussion. In contrast, Canadian diplomats have often been working on the same subject for only a few months or a couple of years at best.

De lo que nos habla este diplomático, en el lenguaje cuidadoso de todo diplomático que se precie, es de ignorancia, de falta de formación o aptitud, de negligencia a la hora de nombrar funcionarios en puestos para los que no están aptos y para los cuales carecen de especialización. Gente que posiblemente toma decisiones pobremente fundadas y compromete la vida y el futuro de otros sin que se les mueva un pelo.

Cuando sólo importan (o importan demasiado) los negocios

Sin embargo, si la ignorancia puede ser inexcusable, no sería lo único que se le puede reprochar a Global Affairs Canada. En otra de sus notas para Policy Options (una publicación caracterizada por coincidir o no apartarse demasiado de la visión
oficial del propio gobierno), Habib Massou nos aporta otras pistas para comprender mejor lo que sucede.

Science diplomacy should not just be part of trade promotion, nos anuncia Massou desde el título. Y en el desarrollo de su trabajo revela que:

Canada’s major allies largely manage science diplomacy through either their foreign ministries or ministries of science and research, and they largely consider it a form of public diplomacy. Canada is the outlier. Global Affairs Canada manages science diplomacy out of its trade commissioners service and therefore regards it as part of its trade-promotion activities.

Where our allies send scientists as their science counsellors to their embassies overseas, Canada sends trade commissioners to serve as science counsellors. While major allies regard science diplomacy as the art of connecting scientists to encourage research, Canada
considers international science collaboration to be a function in support of economic and trade interests.

At present, the science diplomacy being conducted by GAC’s trade commissioner service seeks to promote international scientific collaboration only in so far as it promotes Canada’s trade interest and economic growth. That means science diplomacy on policies relating
to the United Nations sustainable development goals or economic development are ignored or neglected. Even collaboration to support research on climate change or to prepare for future pandemics are a low priority for Canadian diplomats.

Frente a esta supeditación de los vínculos de cooperación bilateral en el área de las ciencias respecto a los intereses comerciales, cabe que nos preguntemos: ¿si así trata el servicio diplomático canadiense lo relacionado con las ciencias, qué estará sucediendo en terrenos más controversiales y cenagosos como la política o la geopolítica?

¿Cómo tratará Canadá las cuestiones de política interna de aquellos países en los cuales sus empresas y las empresas de sus aliados más cercanos (las empresas mineras, por ejemplo) tienen intereses manifiestos? ¿Estarán algunos países latinoamericanos «donde no deben», es decir demasiado cerca de riquezas que desde el norte se ambicionan?

Por alguna razón, que sin duda tiene que ver con la opacidad del sistema, no supimos nunca o a la prensa no se le ocurrió que pudiera resultarnos interesante, los nombres, las carreras funcionales o el partido político de pertenencia de aquellos dos técnicos canadienses que como asesores del Secretario General de la OEA le dijeron al mundo que en las elecciones bolivianas de 2019 había habido un fraude. Al parecer se trata de funcionarios sin historia, que aparecen en un momento dado como enviados de un país interesado en promover la institucioalidad democrática, tienen el poder necesario como para avalar o no saber impedir una tragedia, y luego quizás pasan a tener otro destino y se dedican a otra cosa. Y cabe pensar que esa falta de transparencia esconda alguna de las circunstancias de la que nos habla Massoud, ignorancia lisa y llana, o un interés desmedido en los recursos ajenos.

¿En qué medida el hambre de las empresas tecnológicas por el litio, la necesidad de la industria por el cobre, el titanio o las tierras raras, y las subas y bajas de los precios del petróleo y sus derivados, definen -en nuestro nombre- lo que una diplomacia poco formada  y excesivamente centrada en aumentar las ganancias de los que más tienen, entiende por democracia, occidente, libertad de expresión, Derechos Humanos, o mundo libre?

HORACIO TEJERA
HORACIO TEJERA
Comunicador, activista por los derechos humanos,y el desarrollo sostenible, y diseñador gráfico - Editor de Diálogos.online