Colombia, desafortunadamente ha crecido en la mala costumbre de pagar por el voto ciudadano. Hombres y mujeres a lo largo y ancho del país, víctimas de la pobreza y de la necesidad, son presa fácil de los politiqueros maquiabelicos que en asocio con empresarios y delincuentes poderosos, invierten en tiempos electorales cuantiosas sumas en campañas de candidatos que ya son o que empiezan a ser sus aliados. .
Asi el candidato ganador gracias a la ayuda de compra de votos adquiere el compromiso de ajustar las leyes para que las empresas, negocios y actividades de sus financiadores, legales e ilegales, puedan operar en el país con protección del gobierno, garantizándoles que no serán perseguidos durante el tiempo de sus gobiernos.
Es así que el dinero ilegal que reciben las personas cuando venden sus votos, es producto de mafias delincuenciales apropiadas de los grandes negocios y que acumulan cuantiosas sumas provenientes de actividades que acaparan lo que debería ser para la ciudadanía en general.
El precio del voto, no es de 10 mil, 30 mil o 50 mil pesos colombianos. El real precio del voto debe contarse en el número de personas asesinadas, perseguidas, amenazadas y exiliadas. El real precio del voto debe contarse en numero de hectareas concentradas para megaproyectos economicos adelantados por multinacionales, familias y sociedades que acaparan las tierras que por ley deberían ser dadas a familias campesinas para que vivan en ellas y las cultiven. El real precio del voto debe contarse en los kilómetros de tierras y ríos perdidos a causa de la minería mecanizada basada en la erosión, el uso de mercurio y el despojo de tierras a las comunidades rurales. El real precio del voto debe contarse en los billones que cada año la clase política de Colombia le roba al presupuesto nacional. El real precio del voto debe contarse en el número de aulas y centros de salud que dejan de construirse, en el número de pupitres, camillas y dotación médica que deja de comprarse, en el número de hospitales que se cierran y de profesionales educadores, educadoras y de personal médico con contratos provicionales y mal pagos.
Como ciudadana me surge una pregunda: esos y esas candidatas que compran votos tienen alguna propuesta? Pero también tengo una certeza: quien compra votos necesita, como sea, mantenerse en el poder para proteger sus intereses y para proteger los intereses de quienes les dan el dinero, sus financiadores, sus padrinos, sus verdaderos jefes.
¿Cuántos10 miles, 30 miles o 50 miles pagan esos politicos corruptos en el país para comprar su elección? Poder hacer la cuenta ayuda a entiender la dimensión de la corrupción.
El voto ciudadano es la forma de participación directa que tenemos las personas. A través del voto decidimos no solo quién ejerce poder y toma las decisiones, sino también qué tipo de decisiones se toman y a quién benefician esas decisiones. Quién puede estar tan interesado en que la ciudadania electoral no piense de manera libre en las propuestas politicas y tenga que recurrir a la compra de votos como estrategia para ganar?
Es así que la otra estrategia de compra de votos se hace con las campañas basadas en mentiras y en manipulación. Y esto es también compra de votos, porque esas camapañas de engaño, mentira, desinformación cuestan mucho dinero. Poner a pensar y hacer creer a 1 millon y 2 millones de personas como le conviene solo a unos pocos es costoso, y más caro es cuando esas campañas se hacen dentro y fuera del pais. Los medios de comunicacion, se convierten en el aliado perfecto de la desinformación y el engaño, y son caros. Las personas, buenas pero carentes de cultura política, otra vez son presas faciles, a la necesidad se le suma el desconocimiento y el miedo generado por las mentiras. No saber resulta caro para el país, le cuesta mucho dinero robado a través de la corrupción y del favorecimiento a unos pocos que acaparan lo que es de muchos.
El precio del voto se paga con miles, pero compra tambien las ideas, el análisis, la libertad de pensar y reflexionar. De manera masiva a través del miedo y el engaño se compran las conciencias ciudadanas y el derecho a decidir.
1 20 años trabajando con víctimas de la violencia, en defensa de derechos territoriales étnicos y de las mujeres rurales en Colombia. Trabajadora Social – U. de La Salle, Col. Postgrado en Ciencias Políticas – CLACSO, Master Economía Social – U de Barcelona.