Cuando aquel niño llamado Fernandito, hijo de Gabriel Condorcanqui y de Micaela Bastidas fue obligado a presenciar primero la tortura y la muerte a patadas de su madre, y una hora después el descuartizamiento de su padre, todo pudo haber terminado, porque… ¿para qué mas? ¿Por qué razón alguien debería acumular más sufrimentos a esa edad y en una sola vida? .
Sin embargo corría 1781 y la preocupación de las autoridades españolas iban más allá, lo que hizo necesario que aquel niño, como él mismo diría 17 años después, se transformara en una “sombra que duele” (*)
El miedo y el castigo
La rebelión iniciada por aquel indio que se había transformado de arriero en sucesor de los incas con el nombre de Tupac Amaru II, ni había sido la primera ni había terminado con su muerte. Seguían quechuas y aymaras alzados y dando batalla, y a alguien se le podía ocurrir transformar al niño en sucesor a aquel trono imaginario y en bandera de futuras revueltas.
Por esa razón Fernandito fue sentenciado a una pena de cadena perpetua que debió haber cumplido en una colonia africana, aunque el barco en que era conducido naufragó en las costas de Portugal, él quedó perdido en playas que no conocía, y finalmente se entegó pensando que si lo hacía sería perdonado.
Terminó sin embargo con sus pequeños huesos en una mazmorra lóbrega y húmeda de Sevilla en donde pasó los siguientes años. Allí fue enfermándose y pudriéndose por dentro, asaltado cada noche por los recuerdos de lo vivido, hasta que en algún momento lo enviaron a un convento de Lavapiés, en Madrid, en el que recibió alguna educación y desde donde le escribió al rey Carlos III una carta en la que le pedía piedad y que aún se conserva (*)
Es, como tantas otras pequeñas historias que quedan subsumidas en la Historia con mayúsculas, algo que apenas podemos imaginar y que difícilmente lleguen a Neflix algún día.
240 años después…
Sin embargo, 240 años después del comienzo del via crucis de aquel niño, la artista peruana radicada en España desde 2007 Daniela Ortiz de Zevallos, conocida por sus obras atravesadas por temas como la inmigración, el exilio, la colonialidad y la reparación a los pueblos originarios, ha realizado a partir de Fernandito y su drama, una serie de cuatro Ex-votos al modo de aquellos en los que las gentes del pueblo en nuestra América han volcado su religiosidad pero sobre todo sus sueños, sus dolores, y sus esperanzas.
En esos cuatro ex-votos y dado que Fernandito murió en el barrio madrileño de Lavapiés, en donde hoy se concentran miles de inmigrantes de origen africano y latinoamericano que padecen las nuevas formas de racismo y exclusión, aparecen también ellos como protagonistas de esas cuatro plegarias que hemos querido reproducir aquí.
La artista, ha abandonado España tras las agresiones recibidas luego que, en 2020, se mostrara partidaria de la destrucción o el reemplazo de monumentos que glorigfican la conquista y la colonización.
(*) Carta de Fernandito Tupac Amaru al rey Carlos III
Exmo señor:
La innata bondad de V.E. le hará comprender mi mucha indigencia y que por eso é recibido los Santos Sacramentos.
Hace años se me niega la pensión por Real orden menos se me deja trabajar en oficina para lo que fui preparado. É recurrido a la Tesorería Mayor y no existe equidad en su criterio y menos se me atiende a las varias reclamaciones. Con la salud quebrantada á causa de un injusto cautiverio sufrido desde los 13 años suplico humilde ordene se cumplan las leyes en España. Sin recursos para alimentos y baños medicinales es imposible subsistir además con una vejez prematura. A causa de muchas deudas acumuladas soy perseguido y demandado por acreedores. Dios Todopoderoso sabe como pude soportar estoico 17 años enterrado vivo en diversas mazmorras solo por el delito de haber nacido inocente y libre para después ser convertido en este reino en una sombra que duele.
Madrid 2 de diciembre de 1798
B.L.P.de V. E. su más
Humilde y rendido criado.
Fernando Túpac Amaru Bastidas