Geopolítica de las vacunas 2: las vacunas postergadas de América Latina

En el cuadro siguiente se comparan las cifras de vacunas adquiridas por América Latina con las que habían sido efectivamente entregadas al día 5 de marzo. Analizando esos datos no sólo es posible entender lo que está sucediendo y el por qué, sino que también podremos adelantarnos en el tiempo y pensar en qué podría suceder durante el resto del año, tanto en nuestro continente como en el resto del mundo. .

Fuente: El País

Vale, antes de seguir adelante, que hagamos una aclaración:

De acuerdo a cifras dadas a conocer por Diego Tipping, presidente de la Cruz Roja Argentina hace pocos días, el 66% de las vacunas habían sido asignadas a los 50 países más poderosos mientras que sólo el 0.1% había llegado a los países más pobres.

Podríamos pensar, en base a esos números, que la diferencia radica en que los países ricos han realizado compras anticipadas y los países pobres no, pero si bien eso es cierto en algunos casos, no lo es en todos. Por esa razón, el cuadro que nos hemos propuesto analizar relaciona las compras anticipadas de los países de América Latina con las vacunas que hasta el momento les han sido entregadas.

Lo primero que vemos en este cuadro que forma parte de una nota publicada por El País, de España: Covid-19: vacunas para muy pocos, es el bajísimo porcentaje de vacunas entregadas cuando se las relaciona con las vacunas adquiridas. Y aunque con el correr de los días esas cifras irán aumentado, son un buen dato a considerar.

En todo el mundo las empresas farmacéuticas están entregando menos dosis de vacunas que las que los países han adquirido, y eso es hasta cierto punto comprensible si se tiene en cuenta que hace muy pocos meses se han iniciado los procesos de producción a gran escala. Pero sorprende comprobar que América Latina sólo había recibido, al 5 de marzo, algo más del 14% de las vacunas adquiridas (y no estamos considerando aquí el hecho de que más del 80% de las vacunas que han sido entregadas en nuestra Américae las han recibido 4 países: Brasil, Chile, Argentina y México).

La importancia de analizar quiénes cumplen

Si afinamos un poco más nuestro análisis, comprobamos algo aún más revelador y preocupante. Las entregas efectuadas en América Latina por Pfizer y por AstraZeneca, dos laboratorios que podríamos definir como occidentales o como pertenecientes a países de la OTAN, suman apenas el 1,35% de las adquiridas.

En tanto, las entregas de los laboratorios Sinopharm, Sinovac y Gamaleya, chinos los dos primeros y ruso el segundo, suman el 12,75% del total de vacunas adquiridas y más del 80% de las vacunas entregadas.

La disparidad en el cumplimiento, esa enorme disparidad entre la capacidad o la voluntad de posibilitar el combate a la pandemia en los países al sur del Río Grande que están demostrando los países del bloque occidental, frente al interés que por la razón que sea demuestran los países extra-bloque, da no sólo la pauta de cómo se está entendiendo la cooperación internacional en el área de la salud pública, sino que además es un indicio de cuáles son los intereses políticos en juego y cuáles podrían ser en adelante las reglas de ese juego geopolítico global.

La dinámica de los juegos de poder: eficacia e influencia

Las cosas nunca ocurren porque sí o porque exista una vara mágica que las determina y en la geopolítica de las vacunas intervienen una serie de factores acerca de los cuales apenas tenemos datos primarios y seguramente incompletos, pero entre ellos vale la pena destacar dos elementos básicos: las técnicas de desarrollo de las nuevas vacunas y el estado sanitario de cada país.

Como adelantaba la periodista Elizabet Ralph en una nota que Diálogos publicó en Septiembre de 2020 What happens if China gets the Covid-19 vaccine first? al momento de iniciarse la carrera por el desarrollo de una vacuna capaz de contrarrestar el nuevo coronavirus, la industria farmacéutica estadounidensea (y el gobierno que financió con fondos públicos sus desarrollos en ese terreno) se enfocaron en el desarrollo de técnicas modernas, complejas, caras, y hasta ese momento no suficientemente experimentadas.

Sólo tres de esos desarrollos han dado hasta ahora resultados positivos (Pfizer, Moderna y Johnson y Johnson). Pero dada la situación sanitaria de extrema gravedad en la que la mala gestión de la pandemia sumió al país, la administración Biden ha debido dedicar todos sus esfuerzos de producción a cumplimentar aquel “America First” ya anunciado con su característica verborragia por Donald Trump.

En tanto, como refleja la nota publicada en Político el 8 de marzo: Everything you need to know about China’s coronavirus vaccines, China privilegió el desarrollo de vacunas en base a técnicas tradicionales y cuya eficacia y seguridad estaba suficientemente comprobada. Como consecuencia de esas decisiones 4 de ellas ya están siendo utilizadas en más de 25 países de Asia, Europa, África y América Latina, en tanto que otras 14 se encuentran en diferentes etapas de desarrollo.A eso se suma que aunque la pandemia comenzó a desarrollarse en su territorio, el país ha logrado mantenerse en una situación sanitaria muy estable, lo que hace innecesaria una política que obligue a privilegiar la vacunación dentro de sus fronteras.

Tenemos entonces los dos elementos claves del juego geopolítico (y de la vida): eficacia para el desarrollo de políticas que a su vez sean capaces de influir en el entorno.

Mención aparte merecen otros dos desarrollos que utilizan técnicas similares. Uno de ellos, Astra Zeneca (inscripto en lo que hemos definido como bloque occidental), ha estado cosechando en las últimas semanas críticas y desconfianza, a pesar de haber estado entre los más promocionados inicialmente, y constituye la casi totalidad de las vacunas adquiridas mediane el mecanismo COVAX.

El otro desarrollo, que ha transitado por el camino inverso, es el de la vacuna rusa Sputnik V, que pasó de ser en agosto de 2020 un hallazgo controvertido y al que la prensa occidental no daba crédito, a ser en la actualidad una de las opciones que recoge más preferencias, incluyendo no sólo a países de África y América Latina, sino también de Europa, en donde se ha anunciado que se comenzará a producir muy pronto.

El juego geopolítico que se desarrolla hoy entonces frente a nuestros ojos y sobre nuestros brazos muestra un escenario muy claro. Hay un bloque al que podemos llamar occidental aunque quizá sería más apropiado vincularlo con la OTAN o con el G7, que se ha colocado a sí mismo en la casi imposiblidad de cooperar internacionalmente en el combate a la pandemia, al menos durante la primavera y el verano boreal.

Seguramente la desprotección de los países más pobres no era el objetivo de las decisiones que fueron tomando los países más ricos, pero podemos estar seguros de que ese ha sido el resultado. Y esa desprotección no sólo prolongará durante muchísimos meses que puedan pensar en una recuperación económica y social, sino que los hará más débiles y manipulables en el concierto internacional, y los transformará en lugares en los que se desarrollarán nuevas variaciones del virus.

El otro bloque (aunque quizá sea un exceso darle esa entidad), está demostrando mayor interés y mayor capacidad de cooperación, algo que para el caso de América Latina y en particular para los países del sur será vital. En la región sudamericana comienzan ya el otoño y el invierno y desde un Brasil en el que la pandemia fue administrada por un discípulo aventajado de Trump, una nueva variante comienza a amenazar al resto del continente.

Quedan 9 meses cruciales y en ese lapso se delinearán las relaciones internacionales del mundo por venir, pero como siempre, se pueden ya extraer enseñanzas de lo hasta aquí sucedido

A esas enseñanzas nos referiremos en la tercera y última nota de esta serie. Por ahora todo es incierto y los dados del futuro giran en el aire.

 

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