La pandemia y las medidas implementadas para mantenerla bajo control han impactado muy negativamente el empleo en Canadá. Contrariamente a la recuperación rápida que el gobierno anunciaba sobre finales del verano, se perdieron 63.000 puestos de trabajo entre noviembre y diciembre de 2020. Y dada la situación actual se incrementarán esas cifras, especialmente en sectores como las ventas y los servicios, que concentran a la población trabajadora de piel más oscura. .
La Encuesta de Fuerza Laboral de Statistics Canada comenzó a publicar datos basados en la raza recién en el verano de 2020, por lo cual los datos que se están analizando en este momento corresponden al período agosto-diciembre de 2020.
Durante ese período se observa que la carga del desempleo y en particular del desempleo juvenil recayó en las poblaciones negra, indígena y “racializada”.
Ya sabíamos que esos segmentos de la población suelen desarrollar sus actividades laborales en el sector servicios. Y ya sabíamos que, debido a la precarización laboral que se experimenta en esos sectores, a esas personas les fue y les es más difícil resguardarse de los contagios y por lo tanto han sido las más vulnerables a la Covid-19.
Las cifras de desempleo ahora, completan ese panorama: además de ser las más afectadas en su salud por la pandemia, las personas y en particular las personas jovenes negras, indígenas y racializadas son las que más sufrirán el impacto del desempleo, lo que a su vez implicará una mayor vulnerabilidad social de largo plazo (salud mental, educación, acceso a la vivienda, inserción comunitaria, etc.),
La realidad del desempleo
El gráfico 1 muestra los porcentajes promedio de desempleo a nivel nacional para la población de entre 15 y 69 años.
Como vemos, en promedio, el 7,4% de los canadienses blancos estuvieron desempleados durante este período. Mientras, las tasas de desempleo de los pueblos indígenas, los canadienses negros y otras personas racializadas fueron significativamente más altas.
Con un 13%, los canadienses negros y los pueblos indígenas tuvieron la tasa de desempleo más alta: promediaba un 75% más que la tasa de los canadienses blancos.
Con un 11,5%, la tasa de desempleo para otras personas racializadas es igualmente alta, pero aquí vale tener en cuenta un dato que nos interesa. En “población racializada” se incluyen personas del este y el sureste asiático, de los países árabes y de Latinoamérica. Como hemos visto en notas anteriores y lo seguiremos haciendo, cuando se analizan datos referidos a trayectoria y éxito escolar, se ve con mucha claridad que las dificultades para acceder a empleos de calidad de los jóvenes de origen latino es notablemente mayor a la que tienen los jóvenes provenientes del Este y el Sureste asiático. Por esa razón, podemos inferir que si la columna que corresponde al desempleo en la población “racializada” estuviera discriminada en sus diferentes componentes, el desempleo de la población de origen latinoamericano sería muy similar al de las poblaciones negra e indígena.
La realidad del desempleo joven
La Encuesta de Fuerza Laboral de diciembre perimitió ver que la tasa de empleo de los y las jóvenes estaba un 10,5% por debajo de los niveles prepandémicos, en comparación con el 1,8% de los trabajadores de la edad media.
Pero además, la tasa de desempleo de los jóvenes revela una disparidad aún mayor entre las distintas poblaciones.
El gráfico 2 muestra que los jóvenes blancos tenían una tasa de desempleo promedio del 15,4%, mientras que la tasa de desempleo de los jóvenes negros promediaba el 31,6%, es decir el doble. Los jóvenes indígenas y otros jóvenes racializados tenían tasas de desempleo de 20,9% y 22,3% respectivamente.
Volvemos a hacer la consideración de párrafos atrás. Si se analizaran otras variables seguramente el resultado daría una tasa de desempleo de los y las jóvenes latinas tan alto o más que el de la población negra.
Gráfico 2
Existe evidencia de que las recesiones tienen impactos negativos a largo plazo en los recién graduados, ya que ingresar a la fuerza laboral durante períodos de mayor desempleo puede interrumpir trayectorias profesionales tempranas y la transición de la escuela al trabajo.
El impacto negativo del racismo en el mercado laboral era evidente incluso antes de que estallara la pandemia. La disminución en las tasas de participación de los jóvenes en diciembre podría ser un indicador de impactos negativos a más largo plazo. Antes de la pandemia, una mayor proporción de jóvenes negros, indígenas o racializados estaba fuera de las instituciones de educación, empleo o capacitación. La actual alteración del mercado laboral podría exacerbar esa situación. Esto podría resultar en que los costos económicos a largo plazo del desempleo relacionado con la pandemia sean asumidos de manera desproporcionada por los jóvenes no-blancos.
Los debates y las soluciones
Han comenzado los debates sobre políticas sobre cómo mitigar el impacto de la pandemia en los jóvenes; la situación exige un enfoque que integre los impactos desiguales de la pandemia en el mercado laboral sobre los grupos racializados.
Como hemos dicho, esos sectores se han visto afectados de manera desproporcionada por los impactos sanitarios y socioeconómicos de la pandemia y a esos efectos perversos se suma ahora que la carga del desempleo tampoco se comparte por igual. A corto plazo, es necesario mantener y mejorar los apoyos para quienes enfrentan pérdidas de empleo e ingresos para evitar que se agraven aún más las desventajas económicas que sufren.
Las soluciones a más largo plazo deberán ser debatidas cuanto antes, porque no está claro cómo será el panorama ocupacional posterior a la pandemia.
Sólo una cosa es segura: quienes estarán a cargo de formular las políticas de recuperación económica post-pandemia deberán abordar los impactos desiguales para poder garantizar que esa recuperación incluya a todos y no deje atrás a los y las de siempre.