La violencia doméstica es una preocupación social en todo el mundo que aún no se ha eliminado por completo. Las raíces y las causas de la violencia contra las mujeres se han debatido durante décadas, pero una conclusión a la que podemos llegar es que el grado en que ocurre y el grado en que se tolera es relativo a la cultura en la que existe. .
En las culturas latinoamericanas la violencia doméstica históricamente ha sido y sigue siendo prevalente.
En las culturas latinoamericanas, por ejemplo, la violencia doméstica históricamente ha sido y sigue siendo prevalente, como lo demuestran los datos. Este problema social es comúnmente minimizado o ignorado porque se silencian las voces de la parte perjudicada para mantener una posición patriarcal. Un caso infame ocurrido en México, es el de Rocío Mancilla, una mujer que fue asesinada por su marido por tener una relación extramarital. A su marido le terminaron dando una sentencia de menos de dos años en la cárcel porque clasificaron el caso como “violencia emocional”.
Es evidente que las ideologías patriarcales dentro del sistema de justicia penal contribuyeron a la noción de que las acciones del marido podrían estar justificadas por su estado emocional en el momento del crimen. Lamentablemente, ésta es solo una de las innumerables injusticias contra las mujeres.
De acuerdo al informe de 2017 “Femicide and International Women’s Rights”, diariamente un promedio de 12 mujeres son asesinadas en países latinoamericanos. Y en este conjunto de países, como se puede comprobar en Del compromiso a la acción, un documento publicado ese mismo año por PNUD y ONOMujeres, existe la tasa más alta del mundo de violencia sexual de género hacia las mujeres. Según el artículo de Marina Sardiña para France 24 Las Violencias a Las Que Se Enfrentan Las Mujeres En América Latina No Silencian Sus Voces, “Centroamérica registra los niveles más altos de feminicidios por cada 100.000 habitantes, siendo El Salvador (6.8), el país que encabeza la lista, seguido por Honduras (5.1) y Bolivia (2.3)”
No se puede decir con certeza que todas estas muertes estén directamente relacionadas con la violencia doméstica per se, pero aquí podemos ver una tendencia de violencia contra las mujeres en general. Para añadir, en el 1996 un estudio para el Movimiento Nacional de Direitos Humanos se dedicó a la violencia doméstica en Brasil, y pudieron descubrir que la proporción de ataques violentos por esposos, compañeros o ex parejas era significativamente más grande comparado a los ataques violentos por familiares, vecinos u otras personas. Este hallazgo enfatiza el hecho de que muchas mujeres son especialmente vulnerables a la violencia domestica porque los maridos o parejas son responsables de la mayoría de las agresiones, abuso sexual y homicidio.
¿Por qué es esto? ¿Por qué se normaliza la violencia contra las mujeres en estas regiones? ¿Qué está ocurriendo en el sistema de justicia penal que está permitiendo que estas tendencias y patrones se perpetúen?
La sociedad latinoamericana está estructurada de tal manera que la prevalencia del patriarcado se mantiene porque los hombres continúan creando una brecha de género opresiva expresada en muchas ocasiones en formas violentas. Estas estructuras sociales mantienen a las mujeres en condición de inferioridad y, por lo tanto, en posición de desventaja. Podemos tomar por ejemplo los matrimonios, el sistema de justicia penal, la fuerza laboral y muchos otros escenarios.
Los roles de género tradicionales y el machismo continúan existiendo de tal manera que los hombres casi siempre están en una posición de autoridad. Como en el caso de Rocío Mancilla, su esposo pudo salirse con la suya con una pena mínima de cárcel porque el sistema de justicia penal consideró sus acciones justificables ya que la víctima le fue infiel.
Otro problema es la falta de capacitación en la fuerza policiaca para identificar correctamente el feminicidio, lo que resulta en un subregistro de este tipo de casos. Un reporte de 2020: High Rates of Violence Against Women in Latin America Despite Femicide Legislation: Possible Steps Forward capturó el hecho de que sólo el 20% de más de diez mil muertes femeninas desde el 2012 hasta el 2016 fueron investigadas como feminicidios.
Hoy día existen diferentes métodos que muchas organizaciones están usando para crear conciencia y disminuir la violencia de género en estos países. Para lograr esto es muy importante que agentes de policía y expertos forenses reciban la formación adecuada sobre cómo identificar y denunciar el feminicidio.
En países como Guatemala, han establecido unidades especiales en la fuerza laboral policial que se dedican a investigar casos de violencia contra las mujeres. Otro paso esencial que se debería tomar para disminuir la violencia es enfrentar las normas y actitudes existentes que perpetúan la desigualdad de género en las sociedades latinoamericanas. Esto comienza con la educación formal y el aumento de la conciencia al discutir abiertamente estos temas.
Según el estudio Violencia contra las mujeres en Latinoamérica y el Caribe, publicado en 2014 por Foreign Affairs Latinoamérica “cambiar estas normas y actitudes puede contribuir a la prevención y a la respuesta a la violencia contra las mujeres, así como a promover más ampliamente la igualdad de género”.